"El que nada recuerda, nada puede desear"-Michael Ende.

viernes, 20 de septiembre de 2013

En su mente

Amanece y la luz deslumbró su cuerpo
Hoy lo que fue se marchó,
para siempre, y frió se quedó
Heladas las mejillas
tu ausencia eterna, mi pesadilla

Perdóname mil veces,
perdóname, me vence
El demonio de mis entrañas
se agranda, se retuerce y me estremece
y mi bondad proscrita, es la que perece

Adios mi angél, adios mi niña
La bella inocencia perdida
Sus ojos vidriosos, sin mirar nada en concreto,
antes de que se esfumará la llama, al completo

Perdoname, el demonio se apoderá de mi ser
y me aflige, me corrompe,
me envenena con placer
al verte llorar otra vez
Infantil inocencia que hago desaparecer

Bajo tierra lo enterré
Su bello cadaver... y a sus padres me encontré
a su madre miré a los ojos
y mi alma envenené,
de nuevo, con macabro placer
Sus frías manitas, su suave piel
el silencio acogedor, su dulce sabor a miel...







Hay hombres que encarnan al mismísimo diablo. Sus actos y sus deseos lo hacen un depredador nato. Pero lo peor es la frialdad para esconder sus macabros actos...

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