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¿Por qué el guerrero no sonríe a la muerte y la victoria? ¿Por qué no disfruta con la sangre que mana del enemigo?
¿Qué es lo que más desea el guerrero sino es sostener su espada en el camino? ¿Quién
es el guerrero, sino aquel que marca su destino?
El quiere ser el
poeta de los versos que escribe el ángel
en su vuelo. Pasado los días, sigue
teniendo presente el olor de su pelo… Él
tuvo la culpa de enamorarse de la luz que mana de sus ojos, de rozar sus suaves
labios… De tentar a la suerte viendo luz en sus despojos. De soñar con amor, de
hacerse preso de su encanto.
“¿Quién eres y que me has hecho?” Preguntaba sin palabras el joven guerrero. Su corazón gritaba pero nadie lo escuchaba. Su alma pesaba y el dolor
de no tener el corazón deseado hacia más daño que la espada.
Él pensaba que
amar era para necios, que los sentimientos que parecían fugar al infinito no
tenían sentido alguno. Sin embargo no pudo evitar sentir amor por el ser más
inoportuno. El dolor aumentaba día tras
día… Más doloroso, más latente… Sabía que ella algún día se iría y no estaría
con él para siempre.
¿Qué es lo que quiere sentir el guerrero? “Quiero
disfrutar con la sangre que derramo y la justicia que reparto. No quiero volver
a echar de menos el olor de sus cabellos. No quiero volver a sentir amor en
vano.”
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