"El que nada recuerda, nada puede desear"-Michael Ende.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Cuentos para no dormir I

"No puedo dormir" pensé aturdida. Le daba vuelta a muchas cosas que en el lienzo de mi mente se veían con dificultad. Solo eran manchas sin sentido, un cuadro sin identificar.
Tan sólo fui capaz de ver a Caín Vargas en la orilla de la playa terenifeña. La luna estaba en el cielo. Ambos se estaban mirando. Los ojos de Caín eran tristes pero hermosos. Me observaba sin decir nada pero su mirada lo decía todo.
"¿Sabes quien soy?"
-No lo sé con exactitud
"Eso me temía"-Me dedicó una sonrisa burlona y en sus manos asomó un cigarrillo. Se lo llevó a los labios, aspiró y echo el humo de este por la boca. No dejaba de mirarme con sus ojos de pupila inquieta.
Camino hacia a mi lentamente. Yo seguí sus pasos, inmóvil y en silencio. Se paró delante mía y tiró el cigarrillo. Extendió su brazo para acariciar mi mejilla y espere a notar el tacto de sus manos. Pero no sentí nada. Intente tocarlo pero mis manos atravesaban su chupa de cuero como un espejismo. Le miré confusa y el asintió.
"Tú muy bien sabes cual es el lugar al que pertenezco"-señaló su cabeza mientras su boca deslizaba una especie de sonrisa en forma de mueca.
Miré sus ojos y deje que ellos me absorbiesen. Me abandone allí en su bello color dorado mientras me hacía de nuevo las preguntas a las que nadie podía darme respuesta.
"No puedo dormir"-pensé  de vuelta postrada en mi cama.  Giré la cabeza buscando comodidad en mi almohada y vi una sombra en mi ventana. Desvié la mirada a los pies de la cama. Allí hallé al oscuro visitante que me esperaba.

"Vete sol, entra noche...toma mi mano...vayamos juntos hacía el lugar donde los sueños mueren y las pesadillas crecen..."



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