"El que nada recuerda, nada puede desear"-Michael Ende.

lunes, 20 de agosto de 2012

Stand-by

Cada noche el mismo sueño. Cada día el mismo despertar. Todos me están mirando como si fuera el bicho más raro de este mundo. Como si en cualquier momento fuera a estallar y a apuntarlos a todos con una pistola. Lo único en este momento que haría si tuviera una de esas sería  volarme los sesos y que cayeran esparcidos por el suelo. Con ellos desaparecerían mis recuerdos, mis desilusiones, mis temores... todo lo que soy, lo que he sido, lo que seré. Un segundo de dolor extremo y después... dormir para siempre.
Un pensamiento cobarde... entrelazado con otro que siento peor que una bala atravesando mi cabeza:
"La echo de menos.... Sus ojos , su voz, su tímida sonrisa, su pelo, su frágil cuerpo, su olor... todo lo añoro de ella."
¿Por qué tuvo que marcharse para no volver? ¿Por qué alguien como ella tuvo que dormir para siempre en un sueño eterno?¿Por qué esta soledad que se hace cada vez más pesada en mi cuerpo inestable? 
Cuando creí regresar de la oscuridad, las tinieblas cogieron mis pies y tiraron para hundirme aún más. Las cadenas se ataron alrededor de mis tobillos y no me dejaron salir a la superficie. 
Miénteme y dime que estoy loco... que ella esta viva. Que aún respira y oye la vida a su alrededor. Que aún sus manos pueden tocar el piano con esa bella melodía. Dime que ella esta tendida en el prado de amapolas y margaritas esperando a mis besos desesperados. Esperando que la abrace con pasión desenfrenada. Era nuestra terapia, nuestra medicina en el mundo cruel en el que estábamos sumergidos.
 La luz, mi llama, mi calor...
Pero mi estrella se ha ido. Y yo sigo aquí solo sumergido en la oscuridad, esperándola....
Sigo en estado de espera... y en estado de espera se quedara....





Y ella seguía admirando a la estrella sumergida en el eterno estado de espera. Tenía la esperanza de que algún día las tinieblas se disiparan y dejaran ver su rostro. Ella seguía amándolo día tras día con las manos llenas de fe y esperanza... a la espera de algo. Pero ese algo nunca llegaba.

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