"El que nada recuerda, nada puede desear"-Michael Ende.

jueves, 23 de agosto de 2012

Recuerdo

Se llamaba Lucía. Creó que su nombre completo era Lucía Bastida. Venía de aquel extraño lugar al que simplemente llamaban Tierra. El nuestro se llamaba Vyllocuo y según ellos era muy distinto a la Tierra. A pesar de ser azul y ser básicamente agua, la llamaban de esa manera. Era muy extraño. Aunque si me pongo a pensarlo no creo que fuese más extraño que un sujeto como yo. Un hombre joven viajando con un mago chiflado y debilucho. Todo empezó porque me debía pasta por servirle una vez de guardaespaldas en el camino a una ciudad llamada Nebek. Pero ahora le he cogido tanto apego que soy incapaz de dejarle solo. Puede que esto fuese porque quizás él, a pesar de la rojez de mis ojos, jamás me juzgó, huyó de mi o atacó sin motivo. Siempre marginado y obligado a ocultarlos por ser la marca del mal. Del cáncer que asolaba nuestro hogar, Vyllocuo. Cuantas veces he deseado arrancarlos de mis cuencas para que nadie volviera a huir de mi como si fuera una horrible bestia. Pero pensándolo bien sería bastante doloroso. Vivir sin vista sería horrible. Tenía que tener todos los sentidos bien afinados si quería sobrevivir y arrancar las cabezas de esos seres odiosos. Pero volviendo al tema principal. Lucía, esa extraña chiquilla. Su  inocente mirada podía hacer que me diera un vuelco al corazón. Ciertamente no sabía por que producía este efecto en mi. Lo que si notaba era que manaba de ella  un poder muy extraño. Nadie podía percatarse pero su cuerpo a veces me daba la sensación  de que brillaba. Lo más extraño sucedió aquella noche. No podía dormir, algo me inquietaba. Salí  del claro en el que estábamos situados no sin antes armarme con mi espada. Eche un vistazo y extrañado vi que Lucía no se encontraba en el grupo. Alarmado salí en su busca. Ni siquiera pensé en avisar a los otros. Fue un acto imprudente e impropio de mi. Realmente no se como pude asustarme tanto por algo así.  Pero algo me inquietaba. Notaba como un gran poder se extendía por todo el bosque. Sólo podía correr y correr sin rumbo, buscando a la chica. Algo raro flotaba en el ambiente. Ya había vivido esa sensación una vez. Aquello no podía ser un demonio, era otra cosa.
"Fénix" pensé "No, es otra cosa"
Entonces llegué al pie del acantilado y la ví. Lucía resplandecía bajo la luna. Lo entendí todo. Ya supe de donde manaba ese poder. No sabía que aquellas criaturas pudieran existir, pensaba que solo eran cuentos. Y allí me encontraba delante de una.La chica giró su rostro hacia mi percatándose de mi presencia. Me sonrió. Sentí un vuelco en mi corazón aunque esta vez era diferente. Me preguntaba que era esa sensación tan extraña que sentía. Era una tranquilidad que no había sentido hasta entonces.
-Mayt-me llamó suavemente
Entonces tuve una revelación.

He nacido para protegerte





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